De la oscuridad más profunda surgió una luz, que en una explosión infinita se fue tornando en estrellas, otras chíspas al unísono fueron danzando la nota alta de la creación, y como bailarinas de fuego, fueron dando vueltas hasta enfriar su denuedo.
Su sudor infinito, bañó sus cuerpos trémulos y frenéticos, polulando seres unicelulares, pequeños. Plantas de lo ocuoso fueron surgiendo, hasta alcanzar el terreno seco. Variedad de vida fueron atrayendo, y de seres magníficos y fastuosos, se convirtieron, en animales con cerebro.
Y en un ir y devenir, el animal desarrolló conciencia, convirtiéndose en la máxima expresión de la Naturaleza, su cuerpo cruciforme guardó en un cofre una estrella.
Rosur.
