De la frustración a la fortaleza: transformando los obstáculos

¿Cómo manejar la frustración? Es común que las cosas no le salgan como lo planea, pero su reacción ante esos obstáculos lo cambia todo.

27

La frustración es una emoción común y poderosa que experimentamos cuando un obstáculo se interpone entre nosotros y una meta, deseo o expectativa. Es esa sensación desagradable de enojo, decepción o impotencia que surge cuando no logramos lo que queremos o cuando algo no sale como esperábamos.

¿Por qué sentimos frustración?

La frustración es una señal. Nos indica que hay algo que no está funcionando como quisiéramos y nos impulsa a reaccionar. Es una parte natural de la vida, ya que es imposible que todo salga siempre según nuestros planes. Cómo la manejamos es lo que marca la diferencia, ya que puede llevarnos al aprendizaje y la adaptación o al estancamiento y el malestar.

La frustración se genera por diferentes factores:

Cuando hay barreras u obstáculos: es el caso de situaciones externas como los trancones o una máquina que no funciona. Limitaciones personales como la falta de habilidad, tiempo o expectativas irreales.

Meta o deseo: Para que la frustración se apodere de nosotros, debe haber algo que queremos lograr, obtener o que suceda de alguna forma.  Cuando no se tienen objetivos, tampoco hay frustraciones.

Respuestas emocionales ante una frustración:

Enojo: cuando la barrera que impide nuestro objetivo es percibida como injusta o intencional.

Decepción: si la expectativa no se cumple.

Tristeza o desesperanza: cuando la frustración es recurrente o el objetivo es muy importante.

Ansiedad: cuando hay incertidumbre de no lograr lo que se desea.

Conductas ante estas situaciones: 

Persistencia: es decir que se intenta superar el obstáculo con más esfuerzo.

Agresión: se desahoga la frustración en el entorno o en otras personas. 

Abandono: rendirse y dejar de perseguir la meta.

Adaptación: se cambia la meta o se buscan nuevas estrategias. 

Hay dos tipos de frustración: 

Frustración interna: surge de nuestras propias limitaciones o conflictos internos. Un ejemplo es el querer hacer algo, pero sentir miedo o no tener la habilidad necesaria. 

Frustración externa: se genera por una situación que está fuera de nuestro control, como por ejemplo, el comportamiento de otras personas o eventos inesperados.

¿Cómo manejar la frustración?

La frustración es una emoción esencial en nuestras vidas; su función principal es impulsarnos a la acción y al cambio para alcanzar nuestros objetivos. Sin embargo, la manera en que la gestionamos determinará nuestro éxito o fracaso. Nuestra tolerancia a la frustración es clave: cuanto menor sea, más difícil nos resultará afrontarla.

Para manejar eficazmente, el primer paso es enfrentarla y entenderla. Pregúntese: ¿Qué me causa? ¿Por qué me genera mal humor o tristeza? Aprender a identificar estas raíces le dará una ventaja. Cuando la frustración es intensa, es fundamental tomar pausas. Relajarse y, con una mente más clara, podrá analizar los factores desencadenantes.

Si su frustración proviene de causas internas, como una autoexigencia excesiva o un perfeccionismo que no le permite cometer errores, es hora de flexibilizarse. Acepte su humanidad; cometer errores es parte del aprendizaje y del proceso de la vida. Disminuir la autoexigencia y aumentar la aceptación de que la perfección no existe lo liberará.

Si su frustración proviene de causas internas, como una autoexigencia excesiva o un perfeccionismo que no le permite cometer errores, es hora de flexibilizarse. Acepte su humanidad; cometer errores es parte del aprendizaje y del proceso de la vida. Disminuir la autoexigencia y aumentar la aceptación de que la perfección no existe lo liberará. Si falla en algo que le interesa, valore lo que le faltó y busque nuevas estrategias, herramientas o habilidades.

¿Para qué sirve la frustración y cómo gestionarla?

Si un objetivo parece inalcanzable, reevalúe o considere alternativas. Avanzar poco a poco también es válido, y recuerde que no siempre obtendremos todo lo que deseamos. Concéntrese en enriquecer su vida en lugar de obsesionarse con logros o ritmos ajenos. Cuando la frustración surge por causas externas, identifique los factores estresantes. A menudo, se debe a expectativas irrealistas sobre el comportamiento de los demás o sobre cómo deben salir las cosas en su entorno.

Es crucial comunicar sus necesidades y límites, pero también escuchar y respetar los de los demás. Reconozca que cada persona tiene su propia perspectiva y que no puede controlar las acciones de otros ni todas las circunstancias de la vida. En estos casos, la calma es su mejor aliada. Analice qué sí puede cambiar y enfoque su energía en ello.

Autor: Vilma Guzmán
Fuente: solopsique.com, Burns, David D. Sentirse Bien : Una Nueva Terapia Contra Las Depresiones. Paidós, 1990, archive.org, feelinggood.com.
Video: You Tube - ¿Para qué sirve la frustración y cómo gestionarla?
Imágenes: Capturas de pantalla del video ¿Para qué sirve la frustración y cómo gestionarla? Diseño Vilma Guzmán en Canva.