Sueño Místico

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Era un sueño místico, estaba con una multitud sobre la tierra, todos reunidos de diferentes naciones haciendo un ritual, de súbito se abre el cielo frente a mis ojos, un objeto baja a mis manos, solo recuerdo que era ovalado y parecía de arcilla.

Al otro día salgo a mis labores como era acostumbrado. Al llegar la noche tomo la llave para abrir la puerta de mi casa, la abro y encuentro un objeto sobre el comedor era un huevo gigante preciosamente adornado hecho en porcelana china con flores pintadas a mano y con la figura de cinco mujeres chinas tocando instrumentos musicales en un jardín perdido en el lejano oriente.

 Voy al otro día a agradecer a mi Maestra Rebelis por el obsequio, me dijo: » Le he entregado ese objeto por que tuve un sueño, yo sÉ que a usted le gusta mucho. En mis trances he estado dentro de él muchas veces. Usted tendrá muchas experiencias paranormales con ese objeto».

 Yo me quedé sin palabras, le di un beso en la mejilla de agradecimiento.

 Al tercer día de haber recibido el huevo mágico estaba en la noche entre dormido, era un estado extraño. El artefacto estaba en mi recámara al lado de mi aposento en un lugar especial que le había designado. Sentí una presencia, de pronto yo estaba en todas partes. Todo lo veía, todo lo palpaba, todo lo sabía. Vi salir dos seres del objeto adquirido. Eran altos de color grisáceo, estaban desnudos y comenzaron a rodear mi cama como en una danza. No sabia que hacer, si gritar, reír, agradecer, cantar. Decidí que me iba a relajar y que iba a permitir que todo lo que sucediera pasara. Así lo hice, me sumí en una relajación profunda.

Luego aparecí en otro lugar lejos de mi hogar, me habían llevado a Jerusalén, me encontraba dentro de una sinagoga, veía la tierra en el piso. Pude darme cuenta que el lugar existe actualmente debajo de un antiguo cementerio a la entrada de Jerusalén. El lugar fue donde los doce apóstoles se reunieron con María la madre de Jesús. En aquel lugar recibieron el pentecostés, una fuerza maravillosa cayó sobre ellos en forma de lenguas de fuego.

Quise mirar el rostro de María pero no me fue permitido, estaba a la usanza de las mujeres de Jerusalén con un manto negro. Vi a los apóstoles vistiendo túnicas blancas, allí estaba yo en otro tiempo siendo otro ser encarnado.

Luego desperté y consecutivamente vi otras cosas que no quiero comentar ahora. Llegué emocionado a la casa de mi Maestra, estaba con su esposo y procedí a comentarle todo esto, me salían las palabras entrecortadas por la emoción, ella me miró y dijo: «Cuénteselo a él».

Comencé a hablar en inglés contándole todo como la Maestra había ordenado que lo hiciera, mientras él me miraba con ojos atónitos e incrédulos. El objeto sigue allí, lo contemplo y se que es un regalo de Dios.

No se cual sera el próximo suceso. la próxima visión, solo se que todo se cumplió como la Maestra lo dijo y solo espero otro encuentro con los hermanos mayores.

Rosur