Dá, porque el Sol, tu padre, no se cansa jamás de hacerlo, y entre más lo hace, más poderoso y grandioso se vuelve.
Dá, ni oro ni plata, porque a veces basta dar atención al que quiere desahogarse. Escucha, porque hay muchos que quisieran expresarse: sacar a flote sus miedos, frustraciones y desaciertos y tan solo con una catarsis pudieran remediar lo que pareciera imposible. Atiende con bondad, que lo que te digan en un cofre de hierro hermético quede, para que no se esparza: el dolor, la traición y la desilución.
Dá, lo que te gustaría recibir a cambio, con buenas y selectas palabras, porque las que son hirientes y burdas, abundan. Entonces ¿para qué pertenecer a la masa?
Dá, el tesoro escondido de tu entendimiento, para que si aquella persona escuchada trasciende y supera un conflicto. También tú, subas un peldaño en la evolución.
Rosur.