Las circunstancias de la vida nos van puliendo, casi sin darnos cuenta, como un artista pule su obra maestra. Los hechos vividos van limando nuestras propias asperezas, nos vuelven más humildes y humanos.
De nosotros depende, si somos una arcilla maleable y fina, o si somos una dura, sin consistencia, llena de abrojos. Y sigue la vida: moldeándonos, puliéndonos y refinándonos.
Un día, serémos una verdadera obra de arte, ese arte espiritual que venimos a: probar, experimentar y palpar directamente.Y nos darémos cuenta de ello, cuando en cáda cosa que vivamos, encontremos un mensaje guardado que nos inspira y nos alimenta.
Rosur.