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Una nueva esperanza como un rocio de primavera, que refresca mi alma, hace que no vea las estrellas tan lejanas. También me llena de ilusión el hecho que ven mis ojos: que no he venido a sufrir, sino a acometer mis metas, para así ser feliz, trascender mi vida y la de otros.
¡Cómo puedo darme por vencido: si en mis congéneres, cuando los veo a sus ojos, observo la presencia de Dios. Allí dentro del género humano, percibo e intuyo la grandeza!
¡Cómo no llenarme de confianza, si observo luchar a mi alrededor, por sobrevivir a quienes acompaño en esta existencia, y aún con gotas de sudor en sus frentes por el agobiante sol, me ofrecen una sonrisa!
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— Rosur.