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Cuando todo marcha bien, cuando todo es color rosa, cuando la luz entra diáfana a través de la ventana. El Ego quimero quiere lucirse ante tanta quietud, equilibrio y bienestar.
Este intruso se inventa un drama, para llamar la atención, y es cuando la mente confundida, va en pos de la tragedia y la emoción, en vez de profundizarse en sí misma para alcanzar un estado de perfección, armonía y plenitud con el espíritu y con todo lo que existe.
Y es la arrogancia, con un aire novelesco, si nos dejamos arrastrar por ella, será la que nos llevará: a la perdición, al caos y al desconsuelo. Pero cuando nuestra voluntad reacciona y no es la farsa vanidad, sino lo espiritual a lo que le damos prioridad, vuelve la verdad a refulgir y con ella la genuina felicidad.
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— Rosur.
