«
Agradezco a la divina existencia que yace en mi ser, el mueble mullido y confortable donde se acomoda mi cuerpo, mientras te escribo este mensaje.
El techo y el alimento que me proporciona, la compañía que a veces no veo, pero que se encuentra a mi lado, en pensamiento.
El techo que me cubre y presta abrigo, para que mi materia no sufra y sea protegida.
Como también comprendo que, hasta que el último ser humano, no sea dignificado como tal, y no viva nadie en la intemperie como un animal, nuestro planeta no nos tomará en serio, en su ascenso.
»
— Rosur.