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Domar el instinto que hay en nosotros y permitir que nuestra divinidad se manifieste. Cambiar ese impulso inconsciente por la conciencia que trae sabiduría.
Y es que, estar despierto es anticiparse al resultado futuro de nuestros propios actos, no obrando a la ligera. Es proyectarse a lo pretérito, calculando los efectos que se perfilan con nuestra escogencias. Así de sencillo es vivir consciente, sin importar lo que diga la gente.
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— Rosur.