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Esta noche vi titilar una estrella. Refulgente y lejana, como un rubí eran sus fulgores de rara belleza, de visos azulados y bermejos, tuve el instinto de tomarlo en mi mano, y como una joya poder admirarlo.
Imaginé diversos mundos circundando aquel sol incandescente, que desde la distancia magnificente me saludaba.
Tal vez, otro ser semejante a mí se hallaba, mirando como yo, a través de una ventana.
Su aspecto sería incierto, pero estoy seguro que en su corazón guardaría miles de sentimientos y en su mente como la mía, concebiría lo que mi ser estaba sintiendo.
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— Rosur.