Maquinas inteligentes

El mundo está cambiando y la tecnología es abrumadora será que ¿seremos la última generación más inteligente que las maquinas?...

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Desde coches que se conducen solos hasta millones de empleados despedidos por maquinas que los remplazan mil veces mejor la inteligencia artificial parece ser algo más cercano de lo que muchos piensan.

El joven investigador Kory Mathewson tiene claro que la AI (por sus siglas en inglés, artificial intelligence) nos conduce a lugares interesantes. A que las máquinas detecten el cáncer de mama antes que el mejor de los radiólogos del mundo, por poner un simple ejemplo. 

La inteligencia artificial se ha convertido en el nuevo santo grial, en el codiciado campo en el que investigan e invierten los monstruos tecnológicos de Silicon Valley. La consultora Forrester calcula que en 2017 se triplicarán las inversiones. Se trata de la nueva next big thing, esa etiqueta que el valle californiano se inventa cada temporada para anunciar el nuevo fenómeno que todo lo cambiará y que sirve también para colocar género tecnológico fresco en el mercado.

La mayor parte de la AI con la que convivimos recopila información cada vez que hacemos algo con nuestro teléfono u ordenador, encuentra patrones de conducta, elabora un perfil de nosotros este es el éxito detrás de plataformas como NETFLIX o como YouTube que saben que te gusta y te lo recomiendan solo basados en lo que has visto obligándote a permanecer frente a las pantallas.

Y en nuestros celulares contamos con comandos de voz que hacen lo que les decimos o con aplicaciones como Cortana o Siri que tiene una voz casi humana y pueden interactuar contigo en tiempo real.

Las máquinas de hoy día entienden lo mismo que un niño de cinco años, según explica Greg Corrado. Traducen como uno de 13 años. Y multiplican mejor que nadie. “Pero tienen la inteligencia emocional de un chihuahua”, bromea el experto de Google.

Y a pesar de que esto suena muy gracioso es ahí donde más nos debemos parar a pensar pues que pensaran de nosotros estas máquinas cuando alcancen su cenit si no pueden empatizar con nosotros i no pueden entender nuestros estados de ánimo que de por si son caóticos.

Dentro de 10 años, dice Holmes, corremos el peligro de que muchas decisiones médicas se adopten de un modo automatizado. El factor humano, sostiene, debería seguir siendo muy importante. “No hay mejor red neuronal que un cerebro más una computadora”

Si bien las máquinas también fallan, como bien se ha puesto de manifiesto con los primeros prototipos de coches autónomos que Tesla y Google han puesto a funcionar. De hecho, estos tendrán que dotarse de un sistema de valores para afrontar dilemas éticos: si un niño cruza la carretera inesperadamente, ¿qué hace la máquina?, ¿esquiva al niño y pone en peligro al hijo del conductor que va de copiloto? Los algoritmos no tienen ética, y la inquietud de cómo solucionar esta espinosa cuestión recorre Silicon Valley.

Fuera de nuestra pequeña rutina en la que vivimos puede que haya un mundo muy diferente, el mundo del futuro, distinto de la realidad que nos rodea. Las cosas van a cambiar más de lo que la gente espera. O tu ¿que piensas?

Autor: Argomik (Carlos Andres Alvarez)

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