Según la página Stanford Medicine depende de la edad en que se detecte este problema puede ser grave como no serlo. En las diferentes etapas entre la infancia y la adolescencia puede presentarse este comportamiento.
Los niños hasta los 3 años no entienden todavía la diferencia entre lo que es de ellos y lo que es de los demás, luego viene la etapa de ser posesivos con sus cosas.
Ya entre los 3 y 7 años tienen más conciencia de lo que es y no es de ellos. Cuando llegan a los 9 años deben tener absolutamente claro que robar no está bien.
Si un infante de 9 años en adelante roba puede deberse a diferentes situaciones entre las que están: la baja autoestima, el querer llamar la atención de sus padres, el ser presionados por niños de su misma edad, entre otras razones.
¿Qué hacer en las diferentes etapas?
De los 3 a los 7 años se les debe hablar y se les debe corregir porque en esta etapa es cuando están adquiriendo herramientas para su vida y esto hace parte de su crecimiento como persona.
Cuando se detecta esta situación de 9 años en adelante hay que acudir al psicólogo para determinar qué está sucediendo con el niño. La situación es aún más complicada cuando el niño no se siente mal cuando roba, cuando este comportamiento es frecuente, o si adicional tiene otros problemas de conducta.
Un factor bien importante en un hogar es el ejemplo, si los niños ven que hay conductas deshonestas en los padres, el niño difícilmente va a poder establecer lo que está bien y lo que está mal. Un ejemplo de un comportamiento erróneo es cuando al padre le dan vueltas de más en un supermercado y él simplemente se alegra de que le dieron dinero de más.
Según la American Academy of Child & Adolescent Psychiatry si se actúa adecuadamente en estas situaciones se pueden corregir definitivamente estos comportamientos en niños y adolescentes. Ellos recomiendan tener en cuenta las siguientes pautas a seguir:
- Hay que hacerle énfasis al niño de que robar es malo.
- Cuando es un adolescente hay que ayudarlo a pagar o a que devuelva lo que se robó.
- El niño no se debe beneficiar de ninguna manera con el robo.
- No hay que sermonear, ni decir que al niño se le considera una persona mala, o que va a ser un ladrón en el futuro.
- Se le debe enfatizar en que es un comportamiento inaceptable tanto en las costumbres familiares como en la comunidad.
Una vez que el niño o adolescente haya reparado su error, los padres no deben traer nuevamente el caso en otras ocasiones para que el niño o adolescente pueda empezar “en limpio» de nuevo.
Autor: Vilma Guzmán
Fuente: stanfordchildrens.org, aacap.org.
Imágenes: Diseño en Canva por Vilma Guzmán