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Líbrame Espíritu Divino, de aquellos dos grandes impostores, al uno le llaman: triunfo y me hace soñar que he tomado el cielo con las manos. Y al otro, la derrota que me hace entrar en la ilusión de que todo está perdido.
Favoréseme de pensar que las glorias son eternas, y ayúdame a tener la conciencia al ver que lo perdido, puede ser el inicio y el fundamento de algo grande. Como un imperio.
También, guárdame de luchar para adquirir tan solo la aprobación ante los ojos de otros, para alimentar una imagen, que traviesa; cambia de flor a maleza ¡En un abrir y cerrar de ojos!
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— Rosur.