La movilidad eléctrica se presenta como una solución clave para combatir la contaminación y el cambio climático, transformando la forma en que nos movemos. Veamos a continuación cómo se compara en términos de ventajas y desventajas.
Ventajas del transporte eléctrico:
Reducción de emisiones: Los vehículos eléctricos no emiten gases de efecto invernadero ni contaminantes locales como el monóxido de carbono o los óxidos de nitrógeno, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático.
Mayor eficiencia energética: Los motores eléctricos son más eficientes que los de combustión interna, lo que significa que utilizan menos energía para recorrer la misma distancia.
Menor ruido: Los vehículos eléctricos son mucho más silenciosos, lo que reduce la contaminación acústica y mejora la calidad de vida en las ciudades.
Incentivos gubernamentales: En el caso específico de Colombia hay beneficios como: descuentos en impuestos, SOAT y revisión técnico mecánica, parqueaderos preferenciales y no hay restricción de pico y placa, ni participación en el día sin carro.
Innovación tecnológica: La industria de los vehículos eléctricos está en constante evolución, lo que se traduce en mejoras continuas en términos de autonomía, rendimiento y tecnología de baterías.
Desventajas del transporte eléctrico:
Infraestructura de carga: La red de puntos de carga pública aún está en desarrollo en muchas regiones, lo que puede limitar la autonomía y la conveniencia de los vehículos eléctricos.
Costo inicial: Los vehículos eléctricos suelen ser más caros que los de combustión interna, aunque esta diferencia se está reduciendo gradualmente.
Tiempo de carga: Aunque los tiempos de carga están mejorando, recargar un vehículo eléctrico suele llevar más tiempo que llenar un tanque de gasolina.
Producción de baterías: La fabricación de baterías para vehículos eléctricos requiere de grandes cantidades de energía y puede generar residuos electrónicos si no se gestionan adecuadamente.
Dependencia de la red eléctrica: La electricidad utilizada para cargar los vehículos eléctricos debe provenir de fuentes limpias para maximizar los beneficios ambientales.
¿Cómo va este proceso en Colombia?
En Colombia, donde el transporte es una de las principales fuentes de emisiones contaminantes, la adopción de vehículos eléctricos es una prioridad. Ciudades como Bogotá han dado pasos significativos al implementar flotas de autobuses eléctricos y expandir la infraestructura de carga.
La Rolita, una operadora de transporte distrital de Bogotá con una flota 100% eléctrica, es un claro ejemplo de cómo la movilidad sostenible puede generar un impacto positivo en la sociedad. Al contar con más del 60% de sus conductores mujeres, esta empresa contribuye no solo a reducir las emisiones, sino también a promover la equidad de género y la inclusión en el sector del transporte.
Sin embargo, persisten desafíos como la necesidad de diversificar la matriz energética y garantizar un acceso equitativo a esta tecnología. A medida que avanza la transición hacia la movilidad eléctrica, es fundamental que se diseñen políticas públicas sólidas y se promueva la investigación y el desarrollo en este campo.
El transporte eléctrico representa un avance significativo hacia un futuro más limpio y sostenible. Aunque existen desafíos por superar, los beneficios ambientales, económicos y sociales son evidentes. Con el apoyo de políticas públicas adecuadas y la inversión en infraestructura, Colombia tiene el potencial de convertirse en un referente en la adopción de esta tecnología y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Autor: Vilma Guzmán
Fuente: linkedin.com, odt.gov.co, blogs.iadb.org, mobilityportal.lat.
Video: La Rolita, Carros eléctricos.
Imágenes: Captura de pantalla del video La Rolita, mucho más que una empresa pública de transporte. Capítulo 1: Sus principios y creación.
Diseño: Vilma Guzmán en Canva